Las gimnospermas
Las gimnospermas presentan sus semillas descubiertas y se las ve en el fruto, entre unas hojas duras y superpuestas denominadas escamas. Un ejemplo de estos frutos son las piñas de los pinos. En la actualidad hay unas 700 especies de gimnospermas.
Son plantas leñosas, crecen como arbustos o árboles y pueden llegar a tamaños gigantescos. Las hojas tienen nervaduras rudimentarias -poco desarrolladas- y se mantienen verdes durante todo el año, como se observa en los pinos o abetos.
Las hojas pueden tener forma de agujas, como en los cedros, o escamas, como en el caso del ciprés. Los vasos conductores son menos evolucionados que los de las angiospermas (grupo más desarrollado dentro de las superiores) y producen una sustancia densa llamada resina.
Los representantes típicos de las gimnospermas son las coníferas, árboles resinosos con copa cónica que alcanzan grandes alturas. Los más abundantes son los pinos, abetos, alerces, araucarias, abedules y cipreses. Las flores son poco vistosas, formadas por escamas que luego se transforman en infrutescencias -conjunto de frutos- conocidas como piñas. Los óvulos, que darán origen a las semillas, se insertan en las axilas de unas escamas leñosas protectoras. Durante la época de la polinización las piñas orientan su punta hacia arriba y separan sus escamas para permitir la fecundación. Luego las vuelven a cerrar para abrirlas más tarde. Los órganos de reproducción femeninos y masculinos están en distintas flores.
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